Mercado Inmobiliario

Hace más de 100 años que la Ciudad muestra, en cuanto a su desarrollo y prosperidad, enormes diferencias entre el Norte y el Sur. Esta disparidad también tiene réplicas a nivel barrial. Barracas y La Bocanacieron iguales y hermanas y hoy, puestas cara a cara, con la avenida Regimiento de Patricios como frontera, casi ni se reconocen. De hecho, Patricios fue retransformada: hasta 2010 corría encajonada entre las típicas veredas elevadas. Las nivelaron, y repavimentaron la avenida de punta a punta. Colocaron iluminación y más árboles.  Repuntó el comercio y el cambio se sintió también en el mercado inmobiliario. Sin embargo, se profundizó el límite entre ambos barrios y el derrame fue desparejo.

Jorge Manikis tiene 53 años y lleva 34 trabajando en el rubro inmobiliario. Al frente de MKS Propiedades, en Montes de Oca y Aristóbulo del Valle, conoce los vaivenes de la zona. “Mientras Barracasmuestra progreso y llegan las grandes inversiones como en el ex edificio de Alpargatas o el polo comercial de la calle Herrera, La Boca en muchos aspectos ha involucionado en los últimos 30 años», resume. Y explica: «Uno de los grandes problemas del barrio son los asentamientos ilegales y la toma de viviendas, que generan inseguridad y ahuyentan a los inversores. Yo me crié en un conventillo (es hijo de inmigrantes griegos) y sé lo que es compartir un baño, nadie me lo contó. Pero ese espíritu fraternal de los viejos inmigrantes se transformó en algo muy diferente con el tiempo”.

Según referentes del mercado inmobiliario la explosión de Barracas se dio entre los 60 y 80 con empresarios de la construcción como Raúl Andrade o José y Santiago Santoro, que dejaron su marca conalrededor de 100 edificios. Y que otra gran diferencia entre los barrios se dio con las inundaciones. Cuando La Boca quedaba bajo el agua por la sudestada, Barracas no era afectada. Y si bien con las obras hidráulicas que se hicieron a fines de los 90 la situación se controló, la situación también dejó su marca.

Las diferencias entre los barrios se reflejan en emprendimientos y precios. Un ejemplo claro de las nuevas construcciones de Barracas, que se elevan junto a las viejas casas del barrio, son las torres Colombia y Lezama, de Montes de Oca al 500. “En esos edificios, una propiedad a estrenar tiene un valor que puede llegar a los US$ 3.000 el m2. Una propiedad usada en Barracas tiene un costo de entre US$ 1.800 y US$ 2.200 por m2”, resume Manikis.

En La Boca los precios son otros. “Los valores se toman por baldosa”, bromea Manikis. Y detalla que las dos zonas más cotizadas son la parte comercial de Olavarría (US$ 1.000 y US$ 1.200), y Almirante Brown entre Parque Lezama y Aristóbulo del Valle, con un valor promedio de US$ 1.000 el m2.

Las cotizaciones coinciden con los informes mensuales que realiza la consultora Reporte Inmobiliario, en base a avisos de venta y alquiler. Así, en La Boca un departamento usado tiene un valor promedio de US$ 1.455 el m2 contra US$ 1.840 de Barracas. Y el alquiler mensual de un tres ambientes se cotiza a $ 4.815 en La Boca contra $ 4.980 en Barracas.

Las diferencias también provocaron una migración interna. “En los últimos 15 años muchos vecinos de La Boca se mudaron a Barracas. Es como un salto. A La Boca llegan vecinos de Avellaneda y Piñeyro, que prefieren vivir en Capital. Y hay un barrio, que tiene identidad propia, Catalinas (ubicado a espaldas del Hospital Argerich) al que llegan muchos jóvenes y profesionales que recién empiezan y tienen la ventaja enorme de estar a un paso del Centro”, cuenta Manikis.

La inversión pública también fue más fuerte en Barracas. Al sur del barrio, junto al Riachuelo, el Gobierno porteño reconvirtió el viejo Mercado del Pescado en el moderno Centro Metropolitano de diseño que revitalizó la zona. Y en los alrededores de Parque Lezama acaban de mudar parte de la administración al renovado Palacio Lezama.

En La Boca la apuesta es que el arte revalorice al barrio. La Usina fue un impulso y está por inaugurar el Paseo de las Artes, en el bajo autopista y la recuperada avenida Pedro de Mendoza.

Fuente: Clarin

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