18 de Diciembre de 2019
Esta por definirse la licitación para renovar la operación del servicio. “Apostamos a un cambio cultural. Cuando llegamos había un subte que reflejaba los años 50 o 60 y pudimos avanzar”, dijo el director Ejecutivo de la empresa que está hace 26 años.Cuando el subte porteño comenzó a estar concesionado, en 1994, los viajes se pagaban con cospeles que se insertaban en molinetes con brazos de madera. En los coches, los pasajeros no usaban teléfonos móviles para amenizar el viaje. Las líneas A, B y D tenían menos estaciones. Y la H directamente no existía. Ningún tren tenía aire acondicionado. La Ciudad de Buenos Aires aún no era autónoma, y desde entonces por el Poder Ejecutivo Nacional pasaron siete presidentes. En casi 26 años, los cambios tecnológicos se aceleraron de manera dramática. Y el subte, con buenas y malas, también sumó transformaciones.
Ahora, una vez más, la concesión con el operador, Metrovías, está por vencer (el 31 de diciembre) y los resultados de la licitación se conocerían en los próximos días. La empresa compite, con el asesoramiento técnico de la alemana Deutsche Bahn, con otra compañía que reúne al operador del metro de Lyon asociada con la firma de Eduardo Eurnekian. Y esta semana se supo que el tercer contendiente, encabezado por el Metro de París, se dio de baja.
Clarín entrevistó a Joaquín Acuña, Director Ejecutivo de Metrovías. Ingeniero Civil de profesión, Acuña está en la compañía desde que opera el subte de Buenos Aires y es el responsable de la propuesta que se presentó en mayo del año pasado y está en evaluación. ¿Qué proponen? “Lo que estamos planteando es un cambio cultural. Cuando llegamos había un subte que reflejaba los años 50 o 60 y pudimos avanzar. Hoy creemos que tenemos que ir a un subte de actualidad. Y para eso hay que digitalizar”, dice Acuña, y agrega: “Y hay que hacerlo de manera integral”.La empresa propone una inversión de alrededor de 150 millones de dólares, cuya mayor parte, según supo Clarín, se aplicaría en el primer período de la concesión. Con el objetivo de que los cambios que se proponen se noten más rápido. “Creemos que en los primeros dos años se pueden empezar a ver las primeras modificaciones, y la mayoría se terminará de percibir en cuatro o cinco años”, afirma Acuña.
El objetivo, dicen, es mejorar la experiencia de los pasajeros, que son los que padecen a diario las fallas del sistema, cuando hay demoras, escaleras mecánicas que no funcionan y servicios que se interrumpen o se cancelan.¿Cuál es la percepción que los usuarios tienen del servicio?
Tenemos mejor imagen de nuestros pasajeros de quienes no lo son. Según estudios que hicimos, están en el orden del 73 por ciento. Los sistemas como el subte tienen una percepción compleja del pasajero, porque tiene un techo. Las encuestas de las mejores metros del mundo difícilmente pasan el 80 por ciento. Y esto se da porque se opera en un sistema de interacción del que participan la Ciudad, los pasajeros y las condiciones climáticas, entre otros factores, que hacen que esos índices puedan caer. Venimos creciendo. Hubo un antes y un después del traspaso a la Ciudad, en 2013.
¿Cuál es el principal cambio que les permitirá hacer modificaciones que hasta ahora no se llevaron a cabo?
En un tiempo de 12 o 15 años, que es lo que estipula el nuevo contrato, las inversiones son repagables. Con un tiempo muy corto, como pasó en los últimos años, en los que hubo varias prórrogas, es difícil el repago de las inversiones.
¿Cuáles son los principales ejes de la propuesta?
Necesitamos más vínculo con el pasajero. Que cuando llega a la boca de acceso, antes de cruzar el molinete, sepa en tiempo real si hay demoras, si un minuto antes pasó el tren o cuando viene el próximo. Hay tecnología para hacerlo.¿Cómo piensan lograrlo?
Hay que ir a un esquema de telemetría. Teniendo todo el sistema sensorizado, se pueden armar aplicaciones que salen al celular y dan información en tiempo real. Con eso se puede también optimizar el uso de ventiladores, escaleras mecánicas y hasta las luces de los túneles. Tenemos un Centro de Competencias Digitales que es donde va a estar el cerebro del subte. Y al mismo tiempo desde ahí se va a dar la creación del subte hacia adelante. Es un trabajo de ida y vuelta, en el que hay que aplicar toda la información para plantear transformaciones rápidas, ya que los tiempos son cada vez más cortos.
¿Las fallas de las escaleras mecánicas también en su aspecto a resolver con la digitalización?
Sí. La idea es anticiparnos a la falla de la escalera. Ahora tenemos un 95 por ciento de efectividad y quisiéramos tener a un 97 o 98. Ese cinco por ciento se nota un montón y esperamos mejorarlo con la incorporación de sensores y la digitalización.
¿Cómo es la relación con los gremios?
Empezamos a conversar con ellos y les presentamos el plan. Venimos trabajando hace 26 años y lo vamos a seguir haciendo. Nos vamos a ir adaptando todos, es un trabajo en el que todos tenemos que acompañar y adaptarnos.
¿En qué situación está el plan de para quitar el asbesto de los coches más viejos?
Se hizo un estudio de todas las piezas sospechadas y se elaboró un plan para retirarlas de los coches. Se capacitó al personal en prácticas seguras y se le dio indumentaria y equipamiento de protección. Lo estamos sobrellevando y tenemos claro que es una crisis. Por otro lado, las mediciones que se hicieron dan por debajo el límite permitido, con lo cual no hay contaminación en el ambiente.
¿Hay trabajadores afectados?
Les hicieron estudios a 480 personas. De ellos trece colaboradores tuvieron hallazgos a nivel pulmonar, que podrían ser compatibles con presencia de asbesto, aunque no tienen síntomas. Se decidió que no sigan trabajando en el mismo taller y se les hace un seguimiento con expertos. Ahora, nuestra responsabilidad es acompañarlos y brindarles contención.
Fuente: Clarin