El aumento de los fondos a la Ciudad de Buenos Aires había impactado fuertemente en los puentes que el Gobierno trazó con las provincias conducidas por el peronismo con el objetivo de asegurarse la gobernabilidad y una agenda en conjunto en el Congreso. Ni la demora en los fondos de obras, ni el eterno reclamo del 15% de la coparticipación habían logrado abroquelar a los gobernadores del PJ como lo consiguió ese decreto firmado por el Presidente en concepto del traspaso de la Policía Federal.
“Admitir ese error nos sirve para retomar la buena relación. Y corregir el decreto es una buena señal para los gobernadores”, se entusiasmaban ayer en Casa Rosada, al advertir que los mandatarios, salvo Alicia Kirchner, con quien mantienen desde el inicio la relación más distante, se retiraron satisfechos por las medidas. De todos modos, hay una coincidencia: sólo el intercambio con cada mandatario permitirá tomar real dimensión de si quedó alguna herida abierta.
Pero hay indicios que, según dicen en el Gobierno, les permite ser optimistas. Uno de ellos es el apoyo en el Congreso, enmarcado en un “acuerdo de gobernabilidad”, que ofreció ayer, en una nota con La Nación, el jefe del bloque del FPV en el Senado Miguel Pichetto a cambio de asistencia financiera. “Los senadores responden en su mayoría a los gobernadores. Sin aval de ellos Pichetto no hubiera dicho eso”, advirtieron. En ese sentido, el pronunciamiento que hará hoy el rionegrino, al cabo de la reunión que mantendrá con el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey, es esperado con mucha expectativa por el Gobierno.
Otro aspecto que genera tranquilidad cerca del Presidente es la distancia que los propios gobernadores peronistas se esforzaron por marcar con el kirchnerismo duro, a pesar del enojo.
“Los únicos momentos ‘ásperos’ que se dieron hoy (en referencia a ayer) fue cuando habló Alicia”, graficaron desde el macrismo. El porqué de eso, señalan, es claro y roza a Cristina: “Antes había látigo, ahora hay diálogo”
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